dimanche 22 août 2010

Exilio de juicio

El reflejo huye la mirada,
los párpados pesados caen al suelo,
esqueleto ajeno, óculos impropios,
ambiguo compás de figuras a destiempo.

Como un sueño bañado en lejía,
o una pila bautismal hecha añicos
partió el navío con mi razón.

Aún sigo en tierra,
con el semáforo en ámbar,
en una orbe sin esmalte,
con el exiliado seso
aullándome desde la otra orilla.


No soy..., no estoy.
Mi fuego, se apagó bajo la arena.

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